ASEDEME4

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miércoles, 26 de marzo de 2014

EL PUENTE. MARTA DE LA CRUZ.


Hoy me apetecía exponer un cuento para reflexionar sobre los malentendidos en las relaciones y la mala comunicación que en tantas ocasiones generan conflictos. Marta de la Cruz Calandria.
EL PUENTE

No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes cayeron en un conflicto.
Este fue el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua.
Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente.
Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero.
- "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso".
- "Sí", dijo el mayor de los hermanos, tengo un trabajo para usted.
Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor.
La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvío el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor.
¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más.
El carpintero le dijo: "Creo que comprendo la situación. Muéstreme donde están los clavos y la pala y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho”.
El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.
El carpintero trabajó duro midiendo, cortando y clavando.
Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo.
El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su boca abierta.
No había ninguna cerca de dos metros. En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.
En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo: - "Eres un gran tipo, que gran persona, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho".
Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas. - "No, espera". "Quédate unos cuantos días, tengo muchos proyectos para ti", le dijo el hermano mayor al carpintero.
"Me gustaría quedarme", dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes por construir".

Anónimo

 

jueves, 20 de marzo de 2014

AMIGOS TÓXICOS. Autor: Siquia.

El otro día, os hablabamos de las personas medicina. Hoy  os dejamos unas reflexiones sobre los contrarios a ellas.
Las personas tóxicas,haberlas haylas.
En primer lugar, deberíamos reconocerlo; los amigos tóxicos son los que dicen ser tu amigo, pero sus acciones duelen, ya que su conducta no es la propia de una amistad. Las puedes reconocer por las siguientes características:
Camuflan sus sentimientos de egoísmo.

·  Cuando se tratan de sus problemas, ocupan muchas de tus horas explicándotelo todo pero no esperes lo mismo si eres tú quién necesita ser escuchado “me coges en un mal momento”, “estoy muy liado, te llamo”.
·  Suelen romper sus promesas, usando para ello excusas “baratas” “¡ Es que no te vas a creer lo qué me pasó!”
· Siempre quieren estar por delante de ti. Si le explicas que has tenido una oferta laboral que aún no te puedes creer, te cuenta que le ofrecieron algo muchísimo mejor; si le explicas que tienes un dolor tremendo en la espalda, él te dirá que, precisamente, la noche anterior estuvo en urgencias por un dolor mucho mayor.
· No sabe guardar un secreto, y cuenta al círculo de amistades aquello que le pediste que no contara.
· Es un manipulador, de manera que acabas creyendo que si lo alejas de tu círculo de amistades, podría dañar tu imagen social.
· Es el protagonista de todas las conversaciones y no le gusta cambiar de tema porque se encuentra el mejor tema de conversación posible.
· Este tipo de amistades sólo traen negatividad, por ello es preferible romper con ellas y cultivar sólo aquellas que te proporcionen bienestar y positividad.
 

viernes, 14 de marzo de 2014

PERSONAS MEDICINA. REFLEXIÓN DE B. TIERNO GALVÁN.


Las “personas medicinas” son seres de luz cuya presencia serena, afable y acogedora se hace notar de inmediato. Su mirada está llena de entusiasmo y de paz. Te sientes abrazado y valorado por la forma de tratarte, de escuchar, de encontrar siempre una salida airosa, de hacerte sentir bien.
Todo el ser de una “persona medicina” es luz: su sonrisa, su palabra, su actitud positiva, su capacidad para encontrar disculpas a tus errores y perdonarte las ofensas… Se quedan para siempre en la mente y en el corazón de cuantos tienen la suerte de toparse con ellas, aunque sólo sea una vez y por unos minutos.
No puedes olvidar su entusiasmo contagioso, su palabra mágica, euforizante y animosa que fue para ti como una inyección de vitaminas para sentirte más feliz, pero lo que no puedes tampoco olvidar es la alegría y las ganas de ser buena gente que contagia de inmediato toda persona de luz, porque por donde pasa todo lo transforma…
Evidentemente es cercana, sencilla, acogedora, generosa, pero muy humilde y vulnerable. Reconoce de inmediato sus defectos y limitaciones, te reconforta contándote cuántas veces fracasó, cómo es débil como el que más, pero a ti no se te escapará la grandeza de estas almas llenas de bondad, por muchos que sean sus defectos, limitaciones y fallos.
La alegría de dar y de compartir, su amor a la vida, a la naturaleza y al más pequeño de los seres vivos es tan evidente y cotidiano en estas personas tan llenas de humanidad que parece que sólo viven para disfrutar de la felicidad.
Aceptan la vida que les ha tocado vivir, pero enriquecen y embellecen con su optimismo y su bondad. Las "personas medicinas" pueden ser paz y crean armonía por dónde pisan.
 

jueves, 6 de marzo de 2014

DUDAS DEL MEDIADOR.- LOS JUICIOS DE VALOR.-Bárbara San Pedro.

Pareciera, cuando adquieres los conocimientos teóricos de la mediación, que no es tan difícil mediar. Sabiendo cuales son las técnicas y herramientas debería ser así, pero la realidad supera la ficción. Cuando estas concentrado en la escucha activa y todas las capacidades están dedicadas a ello, es difícil aplicar las preguntas abiertas, las cerradas, el parafraseo y evitar que aparezcan en tu mente los, tan temidos, juicios de valor.
 
Lo único que puede hacerse es seleccionar de la “caja de herramientas” de cada uno la habilidad que creemos más adecuada para cada momento y tras usarla, o incluso con carácter previo, someterla a contradicción, preguntándonos a nosotros mismos, si la técnica es la adecuada y si la estamos utilizando de manera racional y objetiva.
Aunque es obvio, resulta difícil no dejarse colonizar por alguna de las partes, emitiendo una primera o segunda impresión de la misma (o sobre la contraria) y por tanto un inevitable juicio de valor.
Las estrategias, habilidades y herramientas del mediador profesional nunca están exentas de contener juicios de valor. Aunque la intención, un poco pretenciosa, sea la de llegar “limpios” a la mediación, la realidad es que nadie llega de esa forma.
Esta selección de herramientas para aplicar a la mediación, ha de venir basada en la certeza profesional y en la experiencia. Si la técnica no diera el resultado querido, la misión será reflexionar,  analizar el problema. Habrá que preguntarse si estábamos escuchando desde fuera o desde dentro de nuestro mundo cultural o desde nuestra experiencia personal y lo vivido y subjetivo…. y por tanto, dejándonos llevar por un juicio de valor. Sería lo correcto preguntarse si la conclusión a la que has llegado está viciada o por el contrario atiende a una realidad objetiva.
Todo esto, hace que cobre sentido el revisarse a uno mismo, después de cada mediación y más que nunca, la aplicar flexibilidad, tener en cuenta la diversidad, cintura de cambiar de actitud personal y no dejarse regir por el pensamiento único.